jueves, 6 de marzo de 2008

Ernesto Benjumea

Dice que como haciéndole el quite a la vagancia, empezó a actuar con su padre, Carlos El Gordo Benjumea. Pero con el tiempo se fue enamorando de la profesión, fue madurando y unos días después de estar estudiando arte dramático en la Escuela del Teatro Libre, en Bogotá, supo que eso era lo suyo. Que sería un actor.

Y Ernesto Benjumea ha cumplido. Lo ha hecho como actor de teatro y de televisión desde 1995. Debutó en la teleserie La otra mitad del sol. Confiesa sin rubores que tiene una deuda inmensa con la pantalla grande.

Lo hemos visto en diferentes telenovelas y haciendo diversidad de personajes desde el mujeriego del Cachaco y La Costeña, el Policia de La Viuda de La Mafia y su actual villano.

“Hasta que la Plata nos separe” (2007) …Marino
"La viuda de la mafia" (2004)
"Costeña y el Cachaco, La" (2003) .... Sebastian Morales
"Noticias calientes" (2002) .... Luis Fernando Bello
"Baby Sister, La" (2000).... Roberto Villa
"Brujeres" (2000).... Pablo
"Hombres" (1997).... Tomás Holguín
"Tiempos difíciles" (1995).... Orlando Triana
"Victoria" (1995).... Nicolas
"Se necesita gente con deseos de progresar"
"La otra mitad del sol" (1997) .... Pacho - Premio Acpe
"El informante"
"Hilos invisibles"
"Cazados" (1996)

En los últimos meses del casting para escoger a Rafael Méndez quedaron dos finalistas: Víctor Hugo Cabrera, quien finalmente obtuvo el papel, y Ernesto Benjumea, quien hoy hace el papel de Édgar Marino, el vendedor perverso de Colombiautos. ¡Imagínense!: Marino, el malo, casi interpreta a Méndez, el bonachón. “Por dos meses yo estuve casi convencido de que sería Rafael Méndez, pero cuando le dieron el rol a Víctor, Fernando Gaitán me ofreció ser el villano”, indica Benjumea sobre cómo obtuvo este personaje que describe como un “maloso divertido”. ¿Será que la maldad puede ser atractiva? Así lo piensa Benjumea cada vez que pasa por la calle y las mujeres le dicen que es un mujeriego perverso, “pero lo hacen con una sonrisa de complicidad en el rostro”. Claro que Benjumea no es mujeriego en la vida real, se considera un hombre hogareño con dos hijos y felizmente casado desde hace nueve años con Katherine Vélez, la actriz que interpreta a la Generala en la novela.

Katherine y Ernesto (Marino y La Generala)

Fuente: Tv y Novelas 2001
Desde antes del nacimiento de la pequeña, Ernesto Benjumea y su esposa Katherine Vélez habían decidido que su hija se llamaría Antonia, pues les parecía un nombre con carácter y poco común. Pese a esto, resolvieron que aguardarían hasta verle la cara a la bebé para estar aún más seguros, y cuando la vieron el 26 de diciembre en la Clínica del Country, donde le practicaron la cesárea a Katherine, no tuvieron dudas. Según ellos, la bebita tenía cara de Antonia, una conclusión poco usual, pero definitiva.
Antonia llegó al mundo a las 9:51 p.m., pesó 3.200 gramos y midió 53 centímetros. La cesárea debieron practicársela a Katherine porque aunque llegó a la clínica con nueve centímetros de dilatación, al final el ritmo cardiaco de la pequeña bajó porque se le enredó el cordón umbilical. Así que el médico no lo pensó dos veces y operó. Una decisión que la nueva madre agradece, pues solo deseaba que su pequeña naciera sin complicaciones, y así fue.

La familia esperaba su llegada el 28 de diciembre. El 26, después de una cita de control médico y de intercambiar algunos regalos de Navidad, Katherine empezó a sentir contracciones. Ernesto, con reloj en mano, concluyó que era tiempo de llevarla a la clínica. A esa hora, la pico, él manejaba rápido y cada vez que cogía un hueco, ella quería morirse, pero no gritó ni se desesperó para no asustar a su esposo. «Hubo un momento en que creí que nacería en el carro, pero logramos llegar a la clínica y en un par de horas nació. Ernesto estuvo todo el tiempo conmigo en el trabajo de parto, pero como fue cesárea, se perdió el nacimiento. Le vi la espalda cuando nació, pero me angustié porque no la escuché llorar; me pareció eterno el tiempo hasta que lloró. Cuando lo hizo, me tranquilizó. Luego nos pasaron a la niña y ahí lloramos de emoción, es un sentimiento indescriptible», cuenta Katherine, para quien no resultó tan difícil el nacimiento como muchas madres se lo habían anunciado.

Para la actriz, nada en la crianza ha resultado complicado. Al contrario, descubrió que es más sencillo de lo que se imaginó. Ernesto, por su parte, ya tuvo su experiencia como padre, pues tiene un hijo llamado Mateo.

Katherine Velez


A los14 años, Katherine Vélez se graduó de bachiller. Posteriormente, hizo cinco semestres de ingeniería de alimentos, después estudió música, y a los 17, mientras cursaba lenguas modernas, se matriculó en la Escuela Nacional de Arte Dramático e hizo teatro para niños con marionetas.

Una vez se graduó en lenguas, ingresó al grupo teatral Aquelarre. "Siempre supe que lo mío era la actuación", dice con certera e inevitable seguridad.

Apenas cumplió 23 años, una vez hizo su maestría de literatura, decidió que no, que ni su carrera de lenguas ni su trabajo como maestra eran suficientes para hacerla feliz. `Así que opto por dejarlo todo y asumir uno de los mayores riesgos de su vida: dedicarse a la actuación.

Cuenta que el medio para abordar sus personajes casi siempre es la música. Evidentemente apasionada, sin duda. A cada ser que ha personificado lo ha amado casi hasta la saciedad. Mónica, de Guajira; Ángela, de Hombres; Alcira, de Amores como el nuestro; Adela, de Sofía, dame tiempo; Silvana, de Pecados capitales, y Josefina, de La saga, negocio de familia, entre muchísimos otros, son el ejemplo vivo, palpable. "Es que he tenido la suerte de que los personajes que me han dado para interpretar son muy enamoradizos".

Y más enamoradiza, quizá, hizo el de Ángela, en la serie Hombres, porque fue entre escena y escena donde conoció el amor real, el de carne y hueso: Ernesto Benjumea. Su esposo, su amigo, su amante, su compañero, el papá de Antonia, su hija.


Katherine Vélez nunca había perdido la feminidad y dulzura que la caracterizan en sus representaciones anteriores hasta en su actual personaje se arriesgó a mostrarse como una mujer brusca, marimacha, de voz gruesa y hasta de golpes para comunicarse.

"Creo que con 'La Generala' comparto el sentido de justicia que debería existir y que no tenemos". Así pues, lejos de cansarla o aburrirla el personaje, Katherine se lo goza. "Por fortuna lo estoy haciendo en una novela que es exitosa y creo que por eso puede ser un personaje recordado", concluye.